2 cucharadas de ajonjolí tostado (más un poco para decorar)
1 tablilla de chocolate de mesa (tipo Abuelita)
1 pizca de canela
3 tazas de caldo de pollo (aprox.)
Sal al gusto
Aceite vegetal para freír
Para el pollo:
4 piezas de pollo (muslos o pechuga)
Agua suficiente
1 trozo de cebolla
1 diente de ajo
Sal al gusto
Preparación:
Cocer el pollo: En una olla grande, pon las piezas de pollo con agua, cebolla, ajo y sal. Cocina hasta que esté bien cocido (unos 30 minutos). Reserva el caldo.
Tostar los chiles: Quita las semillas y venas de los chiles. Tuéstalos ligeramente en un comal o sartén, cuidando que no se quemen (solo unos segundos por lado). Luego remójalos en agua caliente por 15 minutos para suavizarlos.
Freír los ingredientes: En una sartén con poco aceite, fríe la cebolla, ajo, jitomates, tortillas (o pan), y los chiles escurridos.
Licuar: Pasa todo a la licuadora junto con el ajonjolí, la canela, el chocolate y 2 tazas del caldo del pollo. Licúa hasta obtener una salsa espesa y tersa.
Cocinar el mole: En una olla, calienta un poco de aceite y vierte la salsa colada. Cocina a fuego bajo por unos 15–20 minutos, moviendo constantemente. Agrega más caldo si la quieres más ligera. Ajusta de sal y deja que hierva hasta que espese.
Servir: Baña las piezas de pollo con el mole caliente y espolvorea un poco de ajonjolí encima. Acompaña con arroz rojo o blanco.
Tradición
Este platillo suele acompañarse con arroz rojo, tortillas calientes y pan de muerto de postre. En las ofrendas, el mole representa el banquete que se ofrece a los difuntos, y su aroma intenso se cree que los atrae al altar.